miércoles, 21 de marzo de 2012

#10: “Acuerdo tácito”

Me llamaste a las dos de la madrugada para hablar. Yo estaba viendo una película. Me extrañó tu voz, te notaba algo apagado.
En cuanto me saludaste mi cuerpo se estremeció, una sonrisa se dibujo en mi rostro. Te extrañaba, en ese segundo daba todo por abrazarte, por tenerte a mi lado.
Empecé a contarte un poco de mi vida, de mis tristezas y mis alegrías, pero tus ansias de comenzar a hablar eran evidentes y tuve que parar. Decidí escucharte, como siempre lo hice, me quede en silencio y te presté atención. 
El mundo se conjugaba en nosotros dos, nada más. Ni el más puro silencio podía calmar nuestras palabras. Me necesitabas y querías decírmelo. 
Somos nostálgicos por naturaleza, guardamos cada momento vivido como si fuera único e irrepetible. Yo me acuerdo de las fechas, los lugares y la música que sonaba ese día, y vos de lo que sentía tu corazón cuando estabas conmigo.
Colgué el teléfono y lloré, lloré como nunca lo había hecho. Tus palabras se tatuaron en mis venas, en todo mí ser. Quiero tenerte de nuevo, pero a la vez quiero estar lejos de lo que me hace mal. Lo nuestro es frágil, pero perpetuo. Gracias a tu perseverancia somos lo que somos, y gracias a eso podemos llegar a este acuerdo. 
Me amas, y yo te necesito. Fuiste mío, fui tuya y lo echamos a perder. No te culpo, nos dejamos llevar. Siempre estarás presente, sin excusas y de manera incondicional.
Lo nuestro no puede ser, pero es. No quiero perderte, pero te estoy perdiendo. No quiero soltarte, pero no puedo tenerte conmigo. Te pierdo, te encuentro, te tengo y te vuelvo a perder. 
Te extrañaré en silencio cada segundo de mi vida, te amaré en secreto y serás eterno en mi corazón.

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