lunes, 4 de julio de 2011

#2: "Mi primer amor de verano"

Aún lo recuerdo como si fuese ayer. Enero de 1997, él se llamaba Daniel, y tenía un hermano que se llamaba Leonardo. Daniel tenía 13 y su hermano 11. La primera vez que lo vi, estaba jugando con un yo-yo de Hellmanns, yo también lo tenía, era amarillo y con la marca en azul. Creo que me había venido en alguna promo o en algún pack descuento. Bueno, el yo-yo fue lo que mas me llamó la atención y bueno, después él.
Para situarnos mejor, esto sucedió el Chapadmalal, que se encuentra a 23 km de Mar del Plata. Habíamos ido con mi viejo, su amigo y la hija. Fue una de las mejores vacaciones de mi vida, yo tenía 10 años, era chica pero relativamente conciente y madura para atesorar las cosas con detalle.
Creo que todo empezó la segunda noche, después de cenar. El hotel tenía un gran comedor, como para 700 personas, ahora no recuerdo bien, porque cuando sos chico todo te parece inmenso. Después de cenar, con mi amiga no fuimos a “explorar” el lugar, a chusmear chicos, y a jugar a los “fichines”. Y ahí lo vi, quedé cegada, él era morocho, de pelo lacio bien brilloso, era alto, flaco, tenía muchas pecas y linda sonrisa. En ese entonces, había un programa en la tele que se llamaba “Los chicos vienen cantando” donde cantaban Los Parchis posmodernos, y uno de los chicos del elenco se llamaba Gianfranco (también actuó en Cebollitas). Bueno, Daniel era muy parecido a Gianfranco. Ya desde chiquita me caracterizaba por buscar parecidos. 
Y como todo verano, los días pasaban rápido, todas las noches nos arreglábamos y después de cenar los perseguíamos (jajaja). Mi amiga al hermanito, y yo a él. 
A todo esto, yo tenía un enamorado, era un Axl Rose del subdesarrollo, no se por qué usaba un pañuelo en la cabeza, pero era muy gracioso. Si mal no recuerdo se llamaba Brian (confieso que tengo oído biónico y escucho los nombres de todos). Pero no me interesaba Brian, se hacia el lindo, pasaba con la patineta y hacia piruetas al lado mío. Yo solo quería a Daniel.
El ultimo día de playa, llevé la cámara, para sacarnos un par de fotos entre todos. El destino quiso que ese día los chicos y su familia pusieran la sombrilla al lado nuestro. El corazón me latía fuerte. Por momentos me convencía a mi misma que era feo, tonto y se hacia el canchero (tenía mas chicas atrás, y casi me trompeo con una). Para concluir el mejor día de playa, el amigo de mi viejo agarró la cámara y les sacó una foto a los chicos, obviamente, mandándonos al frente, cosa que nos hizo sonrojar hasta la punta del pie.
Ultima noche en el hotel, había baile después de la cena, yo ya tenía la foto para el recuerdo, no podía pedir mas nada. Mi amiga le escribió una carta a Leonardo, donde le confesaba su amor (éramos tan inocentes) y esa misma noche se la dio. Hubo una parte de la historia que me perdí o me olvidé, pero me parece que el pibe se hizo el estrellita y la encaró y le dijo que a él no le pasaba lo mismo, en conclusión, el pibito le rompió el corazón y mi amiga se fue a llorar a la habitación. Al final, fue una noche media mala, pero bueno, el consuelo era la foto.
Y finalmente nos fuimos, no lo volví a ver mas, seguimos nuestro recorrido por la costa atlántica, pasamos por Mar del Plata, por Gesell, por Pinamar, paramos 3 días en San Bernardo, casi una semana en Santa Teresita y finalmente concluimos con un día en Mundo Marino. Y ahí fue el peor día de mi vida. Descubrí que la cámara estaba rota, que se habían perdido todas las fotos. Le había entrado arena esa tarde en la playa cuando le sacamos la foto a los chicos. Estuve muy triste, yo miraba las orcas y lloraba, nadie entendía nada, miraba los delfines y lloraba. 
Y bueno, regresamos, terminaron las vacaciones, no me quedaba nada, solo el recuerdo, le escribí un par de poemas cursis los meses posteriores, y con el tiempo me fui calmando, empezaron las clases y volví a mi rutina.
El tiempo pasó, yo cambié y ahora me rio de todo esto como una gran anécdota, obviamente hay detalles que se me pasaron por alto. Pero bueno, aunque pasen los años nunca me voy a olvidar de esa fresca noche de verano, del yo-yo Hellmanns y del pibe tan simpático de cabello negro lacio y brilloso.

2 comentarios:

  1. Confieso que me asusté un poco cuando leí "y esa misma noche se la dio". Nada, eso.

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  2. A los 10 años no "dabamos" mas que cartas y sonrisas (jajaja) bah, nuestra generación hacía eso, no estoy al tanto de las actitudes de los púberes actuales.

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