domingo, 31 de agosto de 2014

#13: “Ficcionando la realidad”

Realmente la pase mal, aunque no lo creas, sufrí mucho. Sabía que ibas a aparecer en cualquier momento, con una sonrisa en la cara y con frases tiernas como si nada hubiese pasado en las últimas veinticuatro horas. Pero esta vez, esta vez ya era tarde, el dolor volvió. Siempre te vuelvo a perdonar, siempre te vuelvo a escuchar y todo sigue una vez más.
Sé que no es tu intención pero jugas con mis sentimientos y con esos recuerdos que me tienen atada a vos. Recuerdos que no puedo borrar, pero tampoco quiero hacerlo. La angustia aparece de nuevo y no paro de dar vueltas en la cama. Imágenes aparecen en mi mente trayéndote a mi lado. Imágenes que piden que te perdone, que te entienda y que no me enoje. Lo vuelvo a hacer, siempre lo vuelvo a hacer. Te perdono, te perdono en silencio. Si tan solo supieras lo quebrada que esta mi alma cuando pienso en vos y en estas cosas que haces. La asignatura pendiente que representas, lo que fue y pudo haber sido de nuestras vidas. No es fácil convivir con esto. No es fácil tenerte cerca y saber que no estas. Que siempre vas a estar para ella y no para mí.
No estoy celosa, estoy enojada. Me enoja mi orgullo, el saber que no fui lo suficiente para vos, que no logré ser tan especial, que si algo te pasa no voy a ser la primera en enterarme. Pero no te preocupes, estoy acostumbrada a enojarme, a veces derramar algunas lágrimas me hace sentir un poco mejor.
Lo nuestro siempre fue frágil, desde el día en que nos conocimos, siempre actuamos cuidándonos y tanteando los sentimientos. Nunca pudimos relajarnos y disfrutar lo que teníamos. Terminamos viviendo de recuerdos que no completan nuestra realidad.
Me siento usada, usada por momentos, dejada a un lado y vuelta a usar. Soy cómplice, soy culpable de mi propia muerte.
Y esto sigue, siempre igual, lamentando algo que está anunciado y que me va a hacer mal. Me pongo límites y los traspaso. Es difícil ponerle una barrera al amor y mucho menos al odio. Odio que crece y se desvanece con tu primera palabra.
Quiero luchar pero no sé por dónde comenzar. Tu cuerpo es lo primero que se me viene a la mente, la suavidad de tu rostro y el olor de tu piel. Todo me da odio, todo me genera rechazo, pero quiero vivir en ese odio, en ese amor extraño que me hace desear tenerte conmigo una vez más.
Es tan confuso pero te vuelvo a perdonar, y sigo. Sigo caminando en una dirección desafortunadamente errónea, donde lo único que hago es equivocarme, encontrándome con vos y llenándote de abrazos.
¿Sabes lo qué significa para mí abrazarte? No te das una idea lo horrible que se siente, porque es el final, sé que cuando ese abrazo se termine no vas a existir más, que en el momento en que deje de tocar tu piel voy a apagarme por completo. Tus besos van a ser ajenos, van a ser extraños y vamos a volver a estar lejos. Me gusta estar lejos tuyo, porque me gusta sufrir, y si sufro es porque te vuelvo a tener cerca.
Tengo que escaparme de vos, de alguna manera tengo que alejarme de este odio, de este amor extraño que no deja de lastimar mi alma.
Cuando ese día llegue voy a poder mirarte a los ojos y decirte que ya no me perteneces y que sos libre de mí. Pero como te dije, me gusta sufrir así que espero que ese día nunca llegue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario